No hay duda de que la obra de André Aciman continúa siendo un fenómeno literario. Los libros posteriores a la aparición, y propiamente la película, de «Llámame por tu nombre» han gozado de súper ventas y traducciones a lo largo y ancho de los continentes que lo siguen reafirmando como el escritor predilecto de miles de lectores.
Tampoco queda duda de que las editoriales siguen buscando replicar el éxito en todos los libros que firme Aciman. Prueba de ello son las publicaciones de Alfaguara para el inventario del autor en español: portadas con la misma paleta de colores, un joven misterioso y bello al centro, contemplación. Como estrategia y sello publicitario me parece acertada. Las corporaciones saben lo mucho que seguimos hambrientos del romance entre Elio y Oliver, y si bien salió a luz una secuela, da la impresión de que no ha sido suficiente.
En ese puente colgante de comparaciones y apetito lector es donde transita «Variaciones enigma». La premisa es similar al best seller anterior. El despertar del deseo y el descubrimiento del primer amor, en este caso, de naturaleza bisexual. Siempre atinado, André Aciman jamás etiqueta sexualidades en sus libros; sus historias idílicas están exentas de otras definiciones que no sean las del corazón, pero tampoco se trata de una novela cursi. Nuevamente el autor italo-estadounidense demuestra su dominio de la sensibilidad para narrar lo más hondo y sincero de las pulsiones adolescentes.
Cada recoveco del deseo masculino en ciernes, Aciman lo dota de filosofía y belleza donde se logra apreciar la edificación del enamoramiento. La infancia y la pubertad de Paul, el protagonista, el transcurrir de sus días a lado de Giovanni, Nanni, el joven ebanista que trabaja para sus padres, se siente como un hallazgo fascinante y orgánico durante las primeras partes de la historia.
En el registro de primera persona, Aciman sabe dominar a los chicos. Lo mismo ocurre cuando Manfred, el interés amoroso de Paul en la juventud adulta, entra a escena. Una narración virtuosa que expresa la sensualidad del otro a través de la mirada y la imaginación por develar el cuerpo ajeno. El erotismo sin coito es de lo mejor.
Pocos matices hacen la diferencia en las relaciones que Paul mantiene con las mujeres. Quizá Aciman quiere demostrar que cuando se trata de amar y ser amado, no importa el estuche con que se presente. Paul ama hombres y mujeres por igual, aunque ese también es el punto flaco de «Variaciones enigma».
El amor es bello, amargo cuando se apaga, pasional al inicio. Al igual que «Llámame por tu nombre», el autor se toma su tiempo para contar la época de fruta verde del personaje mientras que la madurez pasa en pocas páginas y sirve solo para evocar la juventud desvanecida. Después de describir los tipos de relaciones, la novela queda atrapada; en jirones, pero no hay más.
La historia repite algunos elementos conocidos del escritor; la Italia de la segunda mitad del siglo xx, cronotopo de Aciman. Esta vez toca una isla en Sicilia: una casa majestuosa en medio del paisaje natural exuberante, un ambiente habitado por los padres intelectuales y sofisticados de un hijo introvertido; un pequeño que se obsesiona con un chico mayor, la condición platónica, el eco de separación visto a leguas. Paul no solo podría ser el vecino de la mansión Elio, también podría su hermano.
«Variaciones enigma» es un durazno veleidoso que confirma las habilidades literarias de su autor para reflexionar tendidamente sobre los seres humanos ante el amor, pero todavía es un libro que conserva el sabor impregnando del idealizado best seller.
VARIACIONES ENIGMA de André Aciman. Año de publicación: 2019. Editorial Alfaguara. 315 páginas. ISBN: 978-607-318-009-2.
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