La homosexualidad no tiene esencia, solo historia. Descubrirla es un camino pantanoso. Por más inocente y natural que sea el proceso, no deja de haber algo retorcido en él: uno no sale del clóset completamente limpio. En «Toda esa gran verdad» (Alfaguara, 2006) Eduardo Montagner (Chipilo, Puebla, 1975) explora el descubrimiento de un deseo que inicia con la punzada del despertar homosexual en el protagonista.
Carlo, un joven avejentado, narrador y alter ego del autor, sabe que los viernes en Belmondo son los días en los que ocurre algo importante. Azotado por el sentimiento de ser un extraño frente al resto de los hombres del pueblo, Carlo cosecha una amistad íntima con su prima Lorena y el novio de esta, Paolo.
La mirada que se desvía por el otro, los sentimientos contenidos, las mentiras y los autoengaños, pero, sobre todo, no hay cosa que caracterice más al hallazgo de la homosexualidad propia que los silencios. Carlo crece entre las pérdidas, el suicidio, la presión cultural y las limitadas expectativas que tienen los hombres de desarrollarse en un pueblo ganadero. La fijación por Paolo incrementa a medida que transcurren los viernes juntos; en la escuela, el establo, en las salidas al cine con la pareja donde el chico funge como torpe voyerista.
El protagonista desconoce la naturaleza exacta de su deseo. Siempre en silencio, se sumerge en su conciencia; en los libros, la música y en las cavilaciones trata de hallar respuesta a sus fantasías inacabadas. La curiosidad por el cuerpo ajeno se torna insaciable. No solo quiere verle desnudo; es más, no sabría qué hacer cuando eso sucediera. Pasa de la admiración por la masculinidad nata que Paolo emana, la atracción por su presencia y vigor, a saber, que lo que más le llama la atención del novio de su prima es su indumentaria: la camisa sudada, los pantalones toscos, la gorra, el sombrero y, especialmente, las botas de hule impregnadas con olor a trabajo.
“No te conformas con ser joto, sino que todavía quieres ir más allá” le dice Oliver Ackland, su misterioso iniciador en los placeres fetichistas. Así es como Carlo emprende una serie de peripecias físicas y emocionales entre las supuestas razones de ese gusto que todavía no tiene nombre, pero sí forma. El muchacho pasa de la simple atracción al desprecio por cualquier otro espécimen que no sea Paolo; de la obsesión platónica al juego erótico de una parafilia; de las inquietudes corporales a la excitación por un objeto carente de palpitaciones, pero lleno de significado. Carlo desea apropiarse de la masculinidad de los varones de Belmondo de una manera en la que la imaginación ni siquiera es capaz de conjurar.
La historia asusta en ocasiones. Es mezquina. Visceral. Se vuelve imposible detener la lectura una vez que el embrujo se ha hecho. Eduardo Montagner escribe con una prosa a ratos refinada y de estudioso que contrasta con una escritura del lodazal belmondense: engendra la voz de un personaje roto que se cose así mismo.
Llegado el momento, Carlo deja de temerle al desborde de sus propias costuras. Apuesta que las botas de hule, cuyo olor es lo que más avergüenza a la especie humana, pueden seducir por igual. El hedor es solo un camino para llegar a la intimidad más desconocida y precisa de Paolo. Tanto el personaje como el autor saben que la narrativa tiene la capacidad de trasmutar la repugnancia en perfume, el trauma en regocijo, la fantasía en posibilidades y el silencio en alarido.
«Toda esa gran verdad» es un libro valiente, una sinceridad brutal pocas veces vista en la literatura de temática gay. No es trágica ni mucho menos reivindicativa. No busca su lugar en la tradición literaria, aunque podría llegar a convertirse en uno de los referentes. La primera novela de Eduardo Montagner Anguiano, ahora en su tercera edición, logra reafirmarse con toda su vigencia, y sin librar las consecuencias del veredicto, como una de las novelas más sobresalientes de la ficción homoerótica que se hayan escrito en México en lo que va del siglo.
TODA ESA GRAN VERDAD de Eduardo Montagner Anguiano. Año de publicación: 2006 (Alfaguara). Edición de la reseña: Debolsillo, 2022. 270 páginas. ISBN: 978-607-381-564-2
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