Una novela de Bret Easton Ellis no se puede entender sin abundancia de sexo, violencia y drogas, ni sin esos entornos que de tan lujosos se vuelven decadentes, o sin esos personajes que se enfrentan a lo más horrible con la abulia que dan los tranquilizantes y la vida resuelta. En «Los destrozos» rebosan todos estos ingredientes, acertaron los escritores de reclamos publicitarios al decir que “ha regresado el mejor Easton Ellis”.
Este autor es excesivo, no lo puede negar nadie. Lo demostró con su primera y precoz novela, «Menos que cero» (Simon & Schuster, 1985); también cuando saltó a la fama a muy temprana edad con la escabrosa «American Psycho» (Vintage Books, 1991); y lo sigue demostrando tantos años después con su última obra, «Los destrozos» (Random House, 2023). Y es que en esta novela también hay adictos, camellos, asesinos en serie, sectas violentas, animales torturados, y adolescentes que se persiguen en deportivos de lujo y echan polvos desenfrenados en mansiones enormes.
Por concretar un poco: el protagonista de «Los destrozos» es un joven de diecisiete años que estudia en un instituto para niños insultantemente ricos junto a su novia y su grupo de amigos atractivos, sofisticados y populares. Sin embargo, durante el último curso, esta imagen aparentemente idílica se rompe con la irrupción de un nuevo alumno que causa sensación entre los estudiantes y despierta todo tipo de sentimientos encontrados en el protagonista, a lo que hay que sumar el eco de fondo de unos allanamientos y unas muertes violentas en los alrededores.
El origen de esta historia se encuentra en un podcast —de nada menos que veintisiete episodios— creado y narrado por el propio autor que más tarde decidió transcribirlo en un libro. De ahí que tal vez la novela peque de excesivas repeticiones y abundancia de cliffhangers, esos cebos de suspense, imprescindibles para mantener el hilo y la atención del oyente de un episodio a otro, pero a menudo innecesarios cuando se devora un libro como este.
La otra peculiaridad del libro es que, al igual que hizo en «Lunar Park» (Knopf Inc., 2005), en esta ocasión Easton Ellis vuelve a amagar con eso que llaman la autoficción: El protagonista de «Los destrozos» también se llama Bret, estudia en el mismo instituto en que estudió el autor, y está escribiendo el borrador de la misma primera novela. Hasta la solapa del libro nos muestra la foto de un jovencísimo Ellis en su anuario de 1981 —época en que se desarrolla la historia— para que hagamos la correspondiente identificación. A partir de ahí, la trama se vuelve tan retorcida que no hace falta que nadie nos aclare que nada de esto sucedió en realidad.
Eso sí, igual que el autor, el Bret protagonista también es un chaval gay que reprime sus sentimientos de cara a la galería y los satisface a escondidas. De esta manera, en «Los destrozos» Ellis abandona la ambigüedad sexual que caracteriza a los personajes de anteriores novelas para ser más explícito y (asumimos) tira de experiencia personal para describirnos el clásico enamoramiento imposible del amigo hetero (“Thom era decididamente heterosexual de formas que yo no lo era”); o la también habitual insistencia por contradecir los impulsos (“Me encontraba en una fase en la que aún intentaba que me atrajesen las chicas”); o esa inevitable atracción sexual desbordada que siempre llega (“Una oleada de lujuria rompió con fuerza contra mi pecho y de pronto me estaba muriendo de ganas de él”).
El caso es que, en esta ocasión, la orientación sexual del protagonista se convierte, además, en un asunto crucial en el desarrollo de los acontecimientos porque llega a dirigir sus acciones y nos hace comprender en parte sus reacciones. Algo de agradecer entre unos personajes desganados cuyos actos solo logramos entender cuando hay pastillas y hastío de por medio. El “embotamiento como sentimiento” —así lo define el autor— es un estado casi permanente de desidia que prevalece aunque todo alrededor se desmorone. Una actitud en la que Easton Ellis se regodea, tanto aquí como en sus anteriores novelas, convirtiéndolo casi en su marca personal y con la que algunos críticos quisieron identificar a toda la generación X.
LOS DESTROZOS de Bret Easton Ellis. Traducción de Luis Murillo Fort y Rubén Martín Giráldez. Año de publicación: 2023. Editorial Random House. 680 páginas. ISBN: 978-84-397417-2-5
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