“Los únicos asexuales que conozco son algunos animales que se reproducen sin necesitar otro individuo… eso es ser asexual poder reproducirte sin la necesidad de otro individuo”. “¿Qué hay de asexual en parecer una Barbie porno?” “No existe tal cosa como la ‘atracción romántica’. No existe tal cosa como los ‘arrománticos’, solo personas que no están dispuestas a comprometerse en una relación…”
Lo anterior es una pequeña muestra de comentarios que han recibido a través de redes sociales algunas personas que se identifican como asexuales y hacen pública su orientación sexual. La desinformación aunada al contexto hipersexualizado en el que vivimos provoca una postura de incomprensión que en algunos casos llega al negacionismo. ¿Cómo va a existir alguien con nulo interés en el sexo (con otra persona y penetrativo, claro, que pareciera el único que mucha gente puede concebir) y/o que no desee involucrarse en una relación romántica de pareja?
Para contribuir a llenar ese vacío de información que existe, Celia Gutiérrez escribió «La revolución (a)sexual» (Égales,2022), uno de los primeros libros en español dedicado a la asexualidad. La autora no gasta páginas en explicar los motivos que la llevaron a la escritura de dicho texto. Desde el primer capítulo comienza a explicar conceptos básicos para comprender esta invisibilizada orientación sexual: qué es, qué no es, distintos tipos de atracción, entre muchos otros.
El libro ahonda en una de las concepciones fundamentales para desentrañar el misterio que para algunos representa la asexualidad: el modelo de atracción dividido, ese que sostiene que la atracción sexual y la romántica son dos ámbitos independientes, y que no forzosamente coexisten. Para algunas personas, incluso, una o ambas están ausentes. También explica ampliamente tanto las causas como las consecuencias negativas de la invisibilización, además de distintas formas en que se manifiesta la acefobia.
El enfoque de Celia Gutiérrez es muy semántico y literal. Explica sus motivos para considerar el término “disidencia sexual” por encima de otros como “diversidad sexual”, o para referirse a las identidades y orientaciones sexuales fuera de la cisheteronorma. Señala también lo poco práctico que resulta seguir añadiendo iniciales al acrónimo LGBTTTIQA+, y cómo las versiones más cortas priorizan ciertas etiquetas.
Una de las virtudes de «La revolución (a)sexual» es el enfoque interseccional de la autora. Es consciente de los rasgos que pueden generar puntos de opresión adicionales para las personas asexuales: género, edad, nivel educativo. Sin embargo, en ningún punto el texto revictimiza, presenta hechos y argumentos que demuestran las formas en que los distintos grupos sufren opresión.
En otra de las secciones del libro la autora realiza un recorrido por la historia documentada de la asexualidad. Por estas páginas desfilan personajes que podrían haber recibido la etiqueta de ‘asexual’ en caso de haber existido en ese entonces; las primeras menciones de esta orientación sexual, así como concepciones erróneas en torno a ella (algunas sobreviven hasta nuestros días). Gutiérrez concluye su libro con recuento detallado través de personajes asexuales en los medios culturales, ya sea que explícitamente se identifican como tales o sobre los que existe un consenso en la comunidad para reconocerlos de esa manera.
El estilo de Gutiérrez es muy meticuloso, para cada una de sus afirmaciones y propuestas incluye numerosas referencias bibliográficas. No duda en ser sumamente detallada en sus explicaciones, argumentos y justificación. Esto juega a su favor en caso de que se quieran refutar sus ideas, ya que no se perciben cabos sueltos. Por otro lado, esta característica provoca algunos momentos en que la lectura se vuelve reiterativa, y crea la sensación de que las mismas ideas se exponen más de una vez, en ocasiones de maneras muy similares.
No obstante, la lectura de «La revolución (a)sexual» no tiene pierde. Pareciera casi irónico que a través de un libro acerca de la asexualidad se puedan aprender y cuestionar tantas ideas y conceptos que nos ayudan a entender por qué nos relacionamos de la forma en que lo hacemos con nuestros vínculos sexoafectivos, en caso de que pertenezcamos a la población que no se siente repelida por el sexo. Todo esto desde el punto de vista de alguien que lucha por el respeto y la validación de todos los modelos de relación y orientaciones sexuales. Celia Gutiérrez deja claro en su pequeño volumen (menos de doscientas páginas) que el reconocimiento y respeto hacia la comunidad asexual no pueden quedar fuera de las luchas por los derechos de la comunidad sexodisidente.
LA REVOLUCIÓN (A)SEXUAL de Celia Gutiérrez. Año de publicación: 2022. Egales. 180 páginas. ISBN: 978-8418501715
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