La madre de la protagonista y de la narradora de «La mala costumbre» (Seix Barral, 2023) «en lugar de un hijo torero parió una hija trans que nunca llegó a comprarle un chalet». Acompañar a esta muchacha del barrio madrileño de San Blas durante las dos últimas décadas del siglo XX en su tránsito espacial (constantemente camina de un sitio a otro -la autora utiliza, con inteligencia, el movimiento como una suerte de metáfora de lo liminal-), físico y emocional es una de las experiencias literarias más gratificantes de lo que llevamos de 2023. «La mala costumbre», primera novela de su autora, se transmuta en un palimpsesto de la Movida real donde lo divino es sustituido por lo humano. Se erige en un anti-himno de un período de tiempo en la historia española donde la ilusión (que nos dimos entre todos) estuvo muy mal repartida y apunta a preciosa balada homérica, jalonada de silencios, en busca del cuerpo transitando hacia Ítaca.
Aún así, cabría blandir dos apreciaciones para que nada empañe el portentoso tour de force que Alana S. Portero (Madrid, 1978) se ha marcado en «La mala costumbre». La primera, respecto a la locura editorial que desató su lectura en la Feria del Libro de Frankfurt de 2022. Una auténtica conmoción que fructificó en traducciones al inglés vía Harper Collins, al francés de la mano de Flammarion y al alemán gracias al sello editorial Claassen. Y la lista de idiomas no ha parado de aumentar desde entonces. Material del bueno para que los sentenciadores de sofá encendieran sus alarmas inquisitoriales: ¿demasiado hype?. Pues no. Volved al cobijo del tweet incendiario. La dramaturga y directora escénica madrileña ha confeccionado un retal tan exquisito y cautivador que esta vez, lo sentimos Chuck D, nos abonamos a la hipérbole sin ningún complejo. En «La mala costumbre» todas las expectativas se cumplen. Se superan y se expanden con una voz certera y sabia («Él mejor que nadie conocería las peregrinaciones a ninguna parte que podían llegar a ser las citas entre maricas, bolleras y otros habitantes de nuestro bosque») por un territorio que desherbó Carmen Martín Gaite entre visillos y escritura torrencial y al que añadieron purpurina y trompetas Larry Mitchel y Ned Asta en «Maricas y sus amigas entre revoluciones».
La segunda consideración, una suerte de cacofonía de la primera, remite a la estupenda recepción que la crítica left-wing (desde la más socialdemócrata, pasando por la izquierda caviar hasta la más radical) le ha brindado a la novela. En manos de los destripa woke, los heraldos de lo neorrancio y los negacionistas de salón, esa acogida ha sido sinónimo de alerta y excusa para regurgitar mantras manidos. Ni caso. Ruido blanco. Gráfica plana. Alana S. Portero se ha puesto la camisa de Woody Guthrie y ha parido su «This land is your land» para transformar la conciencia de clase y la identidad de género en un desprejuiciado folk de barrio obrero (de «hileras de bloques de tres alturas de ladrillo rojo y escaleras exteriores de cemento») que con acordes de realismo mágico y ritmos explosivos («Que una acabará siendo mujer lo descubre a través de los ejemplos que tiene cerca, de la sed de referentes, de la necesidad de participar de la herencia que unas mujeres se dejan a otras y que es ajena a los hombres») bien podría poner banda sonora a la hipotética secuela de la miniserie de Fassbinder «Ocho horas no hacen un día», cambiando Colonia por San Blas y la década de los setenta por la de los ochenta y los noventa. Standing ovation. ¡Brava!
LA MALA COSTUMBRE de Alana S. Portero. Año de publicación: 2023. Editorial: Seix Barral. 256 páginas. ISBN: 978-84-322-4212-0
Puedes comprar «La mala costumbre» aquí