«Esta cuerpa mía» de Uri Bleier

La novela debut del mexicano Uri Bleier coquetea con la tradición literaria LGBT en español al tiempo que irrumpe. En «Esta cuerpa mía», Mónica, la protagonista, a través del recorrido en flujo de consciencia por su labia de nereida viperina, nos invita a deambular entre los recovecos de sí misma; aun cuando sabe la parodia de vida donde se la está jugando. De entrada, el libro es ya una hermosa insolencia.

Igual que el descaro del título, Mónica no deja de ser una personaje controversial, atrapante, con los matices suficientes para hacer de la novela de Bleier una (verdadera) apuesta en las ficciones de la disidencia sexual. Mónica se retuerce y enloda, se reivindica, pero su historia va más allá de la tragicomedia de la diversidad.

La narrativa de Uri Bleier bebe mucho de la literatura cuir hispana. De los maestros: de Manuel Puig hasta Luis Zapata. De los perseguidos, amados u odiados: de Reinaldo Arenas a Pedro Lemebel. No solamente por la fuerza idiomática con que están armados los monólogos donde la palabra mundana se convierte en el río caudaloso para empujar el entramado. El libro tiene resonancia con la crónica lemebélica y la desfachatez rimbombante por ese “buen gusto vulgar” expuesto en las anécdotas travestis del autor chileno, pero la novela hermana más con la literatura trans de escritoras recientes como la argentina Camila Sosa Villada, quien puso en primera persona, la voz cantarina de epopeya agridulce en los parques de la sensualidad ilícita.

Mónica, nacida bajo el nombre de Leonardo en la colonia Industrial Vallejo de la brava Ciudad de México, pasa de la niñez curiosa a la adolescencia precoz. Al decidir emanciparse y reinaugurar su identidad circulando los tugurios de Tijuana, es cuando la espina dorsal de la novela muestra su retorcimiento. «Esta cuerpa mía» es tan serpiente como leona. Guía con sigilo cada capítulo, tirando los hilos, para luego aventarse a lo bestia en la carne cruda de su experiencia. Todo lo sabemos por boca de Mónica: qué le duele, qué le pasa, qué desea, cómo la lastiman los otros, a qué le saben las vergas.

El habla de las personajes de Bleier recuerda a la estilística frutal de la drag protagonista de «Sirena Selena vestida de pena» (2000) de la puertorriqueña Mayra Santos-Febres, y guarda semejanza con el erotismo callejero del hito colombiano de 2002, «Al diablo la maldita primavera» de Alonso Sánchez Baute. Ambas centradas en las caracteres poderosas que con lengua y cuerpo hacen y deshacen los giros de tuerca en sus relatos.

«Esta cuerpa mía» posee humor y verdad, ingenio, desmesura y aquello que muchas veces le rehúye la literatura LGBT contemporánea: confrontación consigo. Mónica no está para ser ejemplo (aunque puede serlo), no pone atención a lo enfermizo de sus relaciones porque se decanta por el abrazo de la pasión, y no lo niega. Se encara al activismo edulcorado que le quieren vender para luego comprenderlo y todavía darse el lujo de mandarlo por un tubo. La vida de una criatura como Mónica cuyo género no es biológico, sino humano, es lujosa, aristócrata. Habita el reino salvaje de la fantasía. Porque cuando no se tiene nada en el mundo, salvo los sentimientos, no hay de otra más que imaginarlo todo. Aunque la realidad nos lleve a la Jungla. Todo suena mejor cuando la lengua lo crea, altera y apropia.

Mónica es víctima de estafas y vejaciones, incursiona en el trabajo sexual; cede a los vicios y al veneno de los corazones rotos. Pero «Esta cuerpa mía» no es, repito, una historia de debacle y recuperación. A pesar de que haya una fila larga de infortunios que atraviesan las que nacieron bajo las sombras de la primavera que Dios olvidó, la novela habla de la sabrosura, el requetumbe de lo guapachoso, la alegría de vivir conociendo los colores del infierno

Las malas rachas y el tórrido paraíso en la frontera contrastan con el temple y la determinación de la personaje para seguir adelante y buscar aquello que sigue después de la rabia. Lo más complicado para Mónica no es sobrevivir a las tragedias, esa piel la tiene bien curtida, lo realmente difícil es saber qué hacer después de ellas. La apuesta de Uri Bleier por contar el ego de una cuerpa mancillada con perfume de cliché, exuda el mágico hedor del desquite. Bienvenidas sean a una novela sobre las extravagancias de la dignidad.


ESTA CUERPA MÍA de Uri Bleier. Año de publicación: 2024. Editorial Alfaguara. 292 páginas. ISBN: 978-607-384-895-4

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