«El verano sin final» de Donacio Cejas

Abonándose a un ritmo desbordante, envolviendo al lector con una boa pegajosa de diversión de la que cuesta desprenderse y cuidando hasta el último detalle (esa magnífica portada que aúna la sensibilidad exacerbada de Corín Tellado, el toque setentero de Marcial Lafuente Estefanía y el impacto naíf de las novelas pulp norteamericanas, también es obra suya), Donacio Cejas (El Hierro, 1983) nos regala un entretenido y jocoso libro-juego que debería amenizar la sala de espera de todas las consultas médicas. Porque «El verano sin final» es el ejemplo perfecto de la evasión placentera. Es el volumen de «Elige tu propia aventura» que siempre nos faltó (entre «La magia del unicornio» y «La sirena perdida») y en el que tendrás que decidir los vericuetos de Álex, un joven estudiante universitario que junto con su amigo Oli acaba en París en su primer verano mochilero por Europa con la ruptura de su noviete Miguel todavía reciente. El contrapunto entre Álex y Oli -una metralleta de referencias pop y enciclopedia de divas andante- convierten a «El verano sin final» en una jocosa celebración de la cultura LGTBIQ+ en la que, ¿alguien lo dudaba?, igual cabe Norma Duval, Coccinelle o el barón Jacques d’Adelswärd-Fersen. De Melina Mercouri a «El exiliado de Capri», la imaginación del escritor canario es hiperbólica.

  • Si quieres que la reseña continúe en plan Alberto Olmos y destile malismo y ponzoña antiwoke pasa al párrafo 2
  • Si quieres que la crítica recorra caminos luminosos y filosóficos a la manera de Rafael Narbona pasa al párrafo 3

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El esparcimiento que asegura adentrarse por las páginas de este artilugio pop no solo reside en la gracia puñetera con la que Donacio Cejas resuelve todos los finales posibles. También en el esmero con el que alambica su compromiso para ofrecernos una mezcla sabrosa de géneros: del cuento gótico al sainete desternillante, de la comedia física al melodrama almodovariano; un abanico de tramas enraizadas en unas claves y rasgos que todos conocemos pero que el autor de «Travestiario» retuerce lo justo para alejarse de los lugares comunes.

  • Si piensas que ya están los gays alabándose entre sí cuando seguro que no es para tanto, deja tu tableta, móvil u ordenador y pégale vueltas al concepto de inclusión forzada. ¿Lo escuchas? Es el silencio. FIN
  • Si te ha picado la curiosidad y vas a darle una oportunidad a «El verano sin final» pasa al párrafo 4

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Pero a pesar de su estructura resultona a Donacio le pasa como a Terenci Moix. No hay ahí un escritor de verdad. De literatura, poca. Todo se queda en anécdota. No te trasbalsa que dirían los que hablan catalán. No te perturba. ¿De verdad alguien puede sentir algo con una facción de blogueras reaccionarias que quieren reventar un evento bigger than life? ¿Y ese personaje turco (suspirando por Erhan imagino a muchos) que se parece a Omar Sharif? Imposible tomárselo en serio. En el autor de «La ciudad prohibida» comienzo a vislumbrar (porque los críticos literarios tenemos epifanías) rasgos de Édouard Louis: divertimento para burgueses con ínfulas de chachi guays.

  • Si piensas que qué c*ño moreno hace la sombra de Alberto Olmos aquí (aunque sea con ironía modo on) pasa al párrafo 1
  • Si no lo piensas, deja el móvil o apaga el ordenador e intenta conectar con tu yo interior. ¿Lo escuchas? Es el silencio. FIN

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Al poder elegir los siguientes pasos de Álex en sus aventuras parisinas, Donacio Cejas nos permite convertirnos temporalmente en demiurgos de un personaje gay que, en contra de la tradición literaria que le precede, no es un ser abonado al sufrimiento. La estructura de la novela (que posibilita vestirnos de flâneur y perdernos por las calles de París) remite -en su concepción de juego y charada- a los «Ejercicios de estilo» de Raymond Queneau. Pero mientras el Sátrapa Trascendente del Colegio de Patafísica parte de un chascarrillo para construir 99 variaciones distintas del mismo hecho, Donacio traza una veintena larga de tramas diferentes para abocar a un punto común: desterrar el tormento y abrazar el placer porticado con el humor.

  • Si piensas que leer también es divertirse pasa al párrafo 1
  • Si piensas que tú has venido a leer sobre temas enjundiosos, apaga el móvil o desconecta el ordenador y sumérgete en la lectura de «Sabor a hiel». ¿Lo escuchas? Es el silencio. FIN

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Y aunque lo realmente deleitable sería ir arriba y abajo, volver sobre tus pisadas y comprobar qué hubiera pasado si no hubieses elegido una determinada opción, es posible zamparse «El verano sin final» de un tirón gracias al diagrama del final del libro en el que puedes localizar las rutas argumentales que vas decidiendo transitar. Es bastante probable que después de recorrer todos los destinos de Álex y Oli nos quedemos con ganas de más. Paciencia. La continuación is coming.

FIN

EL VERANO SIN FINAL de Donacio Cejas. Año de publicación: 2020. Editorial: Hidroavión. 230 páginas. ISBN: 978-84-122085-1-1


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