Dana Karvelas: “Si no hay historias trans, yo las voy a crear”

El cine y el teatro abren mentes y nos muestran nuevos caminos. Esta es una de las muchas perlas de nuestra charla con la actriz mexicana Dana Karvelas que debuta en teatro con “Los arrepentidos” de Marcus Lindeen y dirección de Sebastián Sánchez Amunátegui.

La primera vez que vi a Dana Karvelas me deslumbró su confianza de celebridad. Imagínensela: alta, con tacones, altísima, delgada, la piel lechosa casi desnuda salvo por un vestido strapless de talle corto y, claro, su larga cabellera rubia de Barbie californiana. Dana caminaba por el parque de Xalapa en plena tarde de otoño. Era 2015 y había ido a presentar «Estrellas solitarias», la película de Fernando Urdapilleta donde interpretaba el rol principal.

Desde aquel entonces, Dana Karvelas no ha dejado los medios ni la actuación. No dejó de buscar el reflector. La veo apareciendo en comerciales, convocando a castings, de extra, protagonizando cortometrajes y vídeos musicales, dirigiendo, en París, en festivales y, ahora, debutando en el teatro.

Podría decir que Dana Karvelas es una actriz de la escena underground, pero la verdad es que ha logrado colarse dentro de las grandes producciones nacionales y el streaming. Les digo, tiene confianza de celebridad.

¿Siempre supiste que querías ser actriz?

Cuando era chiquita a mi mamá le gustaba mucho la música. Siempre había música en la casa, de los ochentas, de Donna Summer hasta Juan Gabriel. A mí me gustaba Timbiriche, Lucerito, las Flans. Me gustaba aprenderme las coreografías y bailaba en la escuela, era hasta medio admirada. Empecé a recibir bullying cuando nos cambiamos de la Ciudad al Estado de México. Pero yo decía, quiero ser artista, quiero cantar, quiero estar en Vaselina. Quiero ser Alaska, quiero ser Thalía.

Retrato de Dana Karvelas
Fotografía: © Archivo personal de Dana Karvelas.

Una de las cosas que has contado en diversas ocasiones, fue que al empezar tu carrera yendo a los castings, lo hiciste viéndote como Dana. ¿Cómo tomaste la decisión de plantarte en los llamados luciendo completamente en Dana Karvelas?

Haz de cuenta que yo empecé de extra en 2008 ¿no? iba de chico, normal, de traje. Pero una vez, ya sabes, una echándole ojo a los hombres, conocí a un señor que también estaba de extra y la verdad me gustó, le enseñé mis fotos de mujer porque él decía que era hetero. Y me dijo “deberías de llevarlas a las agencias porque luego solicitan chicas travestis para los llamados y les pagan más”. Entonces me dijo que imprimiera las fotos y que mañana nos íbamos de tour a las agencias. Y así fue. No sé. Algo pasó ahí que yo dije: estaría bien que Dana estuviera en algún comercial. Ahora se ven a muchas drags y trans en las filmaciones, pero antes no era así. Estoy hablando de hace diez años. En ese momento dije que me gustaría hacer algo más allá de como chico o actor: me gustaría ver a Dana triunfar en el mundo del cine o la tele.

¿Cuál fue tu primera experiencia formal en los medios siendo Dana Karvelas?

Quedé en un comercial de las Ópticas Devlyn. La historia era de un hombre que no ve bien y se casa con una travesti en lugar de casarse con una mujer cisgénero. Hoy en día estaría súper cancelado. Pero en aquel 2009, los personajes eran la novia y dos madrinas. Yo me quedé como una madrina, era la primera vez que me elegían en un casting. Ya estando en la filmación, al cliente no le gustó la chica que hacía de novia, y me escogieron a mí. Así se hizo. Ahí empecé a estar más necia: “sé que no está muy abierto la onda de lo trans, pero yo quiero seguir en esto”.

Una vez te escuché decir que tienes una especie de mantra o creencia que llamas el Dana Power, ¿qué es eso?

El Dana Power surgió unos añitos después, que fui al Festival de Guadalajara a presentar el documental de Viviana Rocco. Fue muy especial porque había fallecido Viviana; éramos amigas y, la verdad, creo que Viviana me eligió a mí para representarla. Entonces fui con el director y empezó a suceder este Dana Power… sucedieron cosas desde el avión, conocimos gente del cine y le hablamos de la película y nos movieron a un hotel más bonito, luego nos regalaron un desayuno y se empezó a mover la energía de la gente. Por ejemplo, llegamos a una de las sedes y van saliendo los de Televisa, pero no alcanzamos la entrevista, entonces me acerqué y le dije al de producción “oye, es que traemos un documental, pero no alcanzamos el programa”, y me dijo que hoy era el último día para todo ese rollo, y se va, y se regresa… y me dice “tienen mañana cinco minutos para hablar del documental”. O sea, ni pagamos, ni teníamos RP ni nada. El director me dijo “es que tú tienes mucho poder de hablar con la gente, tú vienes de verdad como la representante de la película”. Yo sí andaba de rockstar, pero también no había ido a pasearme. La cosa era que la gente nos viera. Ese es el Dana Power: crear una realidad diferente y crear cosas que la gente puede pensar que no se pueden hacer.

¿Alguna vez te has planteado la idea de que la que tiene el engagement, el poder, la calidad de artista, la suerte, es Dana? Que Dana es la que está destinada a triunfar…

De chico siempre fui muy callado, encontré en Dana una fuerza y una personalidad que me sacó de depresiones. Me ayudó a sentirme bonita, que la gente me dijera qué bonita o la europea. Para mí era lo que hacía falta. Esta identidad. Por eso Dana se quedó en mi vida. No digo que no esté el chico por ahí. Pero yo quiero hacer esto con glamour, ser Barbie, ser Brigitte Bardot. Ese tipo de estrella. Siempre muy a lo europea, mi tirada siempre fue estar en Europa, muy María Félix. Dana al frente de la carrera y con el nombre artístico inclusive, aunque haga casting de chico siempre es Dana. También es una manera de romper el género, de acostumbrar a la gente, aunque te vean de masculino, te llamen Dana, les mueves ciertas cosas.

«La lástima vende mucho. Lo jodido vende bien cabrón. Está ese loop rondando en la cabeza de todos, “¿dónde están las trans? Ah, en las historias tristes”. La lástima vende en Europa. Vende en un festival. ¿Y no se te hace que está un poco pesado, cansado, aburrido, que siempre esté lo mismo? ¿cuál es el punto de estar generando lo mismo? si se siguen haciendo ese tipo de historias, para mí es como si tú le dijeras al universo “esto me gusta, órale, mándame más lástima, más queja, más sufrimiento, órale, ahí te va”»

En los últimos años hemos sabido de actrices y personalidades trans que dicen no encontrar oportunidades en el mundo de la actuación. ¿Cuál es tu perspectiva? ¿Crees que no hay suficientes papeles para las personas trans?

Pues sí y no. Cuando empezaba mi carrera, un amigo me preguntó ¿tú crees que haya espacio para ti en esto? y le dije “pues si no lo hay, yo lo voy a hacer”. Soy muy creyente de que nosotras creamos nuestra realidad y nosotras podemos hacer muchas cosas. Hablando del Dana Power, creo que me fui abriendo camino, pero también fui abriéndole camino a otras. He inventado cosas o las he instituido; no quiero decir que inventé el hilo negro ni mucho menos, pero hay cosas que si están ahí fue porque Dana las hizo. Yo no me compro el punto de vista de que “no se puede porque somos trans”. Han surgido cosas muy chingonas para mí, me empezaron a hablar de cortometrajes estudiantiles; cuando salí en el video de Camila fue impactante.

Carátula de Estrellas Solitarias
Póster de la película «Estrellas solitarias».

¿Crees entonces que hay que tomar la iniciativa?

Te puedo decir que a lo mejor en México no hay tantos personajes trans porque los directores o los guionistas no se atreven a hacer cosas nuevas. Les da miedo o creen que no funciona, y existen muchos directores que siguen optando por la opción noventera de poner a un actor cisgénero a hacerla de trans. Creen que el ser trans es un personaje, cuando el personaje es que seas abogada, prostituta, drogadicta o vendedora de chicles. Lo trans es una identidad. Entonces, cuando los directores y los guionistas vayan entendiendo esta parte, van a poder cambiar las cosas. Que tengan los tanates de hacer nuevos personajes, que se atrevan a escribirlos. Un día en un conversatorio me preguntaron eso y dije ¡pues si no hay historias trans, yo las voy a crear! por eso también ando en plan de ser directora.

Hace poco hablaba con un amigo y dije algo muy fuerte: la lástima vende mucho. Lo jodido vende bien cabrón. Está ese loop rondando en la cabeza de todos, “¿dónde están las trans? Ah, en las historias tristes”. La lástima vende en Europa. Vende en un festival. ¿Y no se te hace que está un poco pesado, cansado, aburrido, que siempre esté lo mismo? ¿cuál es el punto de estar generando lo mismo? si se siguen haciendo ese tipo de historias, para mí es como si tú le dijeras al universo “esto me gusta, órale, mándame más lástima, más queja, más sufrimiento, órale, ahí te va”. Pero si tú sales de ese loop, y te pones de “quiero cambiar mi realidad, quiero ser feliz y andar por la calle…” Tiene que ver como tú te manejes. Si a ti te gusta estar de aferrada en el mismo loop de mierda de “pobre de mí”, pues quédate. Pero las otras vamos a seguir avanzando y vamos a crear otras realidades. Acá hay películas trans, hay directoras, eventos. Cada año dicen que la representación de los gays o las trans en los medios es poca, pero cuando hay una película o el Festival Mix que trata estos temas, no van, no va la comunidad; las salas están con poca gente ¿entonces de qué hablan? ¿hay o no hay representación? ¿o hay y no la quieres ver?

Retrato de Dana Karvelas
Fotografía: © Archivo personal de Dana Karvelas.

Te has caracterizado por ser un poco dura con tus opiniones, pero también se te reconoce por crear cosas inéditas. No hay papel pequeño para ti, por más breve que sea la aparición; has ido de la publicidad, al cine, a las series, a la dirección, y a hora debutas en teatro junto con otro gran ícono LGBTI como Roshell Terranova. ¿Cómo llegó la aventura de montar Los arrepentidos?

Ya había hecho teatro, pero diferente, fue una cosa performática en un cabaret donde solo estaba yo de bonita. Pero el año pasado vi un casting de La Teatrería que buscaba a actrices trans mayores de 60 años, dispuestas a hacerse un cambio físico. Digo, lo del cambio físico sí me lo aventaba, pero no tengo la edad, ni siquiera 50, pero lo hice, hasta les puse “pues no doy la edad, pero ahí les mando todo”. Me llamaron para hacer casting frente al director y al poco tiempo me avisaron que sí había quedado. Tuvimos una junta y ya supe que eran dos elencos, yo iba a estar con Roshell, y Terry Holiday iba a estar con Libertad Palomo. Ha sido un viajesote y también fue una escuela para mí. Me puse en mi papel de humilde porque hay cosas que no sé hacer, aunque venga de cine. Es una obra muy fuerte, habla de dos hombres que hacen su transición para ser mujeres, pero luego regresan porque no era lo que esperaban. Pone un tema en la mesa que no se habla comúnmente, la detransición, ni la palabra te suena, pero es cuando alguien se arrepiente de transicionar. Sigue siendo un tema tabú incluso dentro de la comunidad. Conocerlo sirve para las nuevas generaciones que quieran hacer un cambio.

Ahora que la obra ya se estrenó ¿cómo has sentido la respuesta del público?

La gente está fascinada, sobre todo porque está acostumbrada a vernos, tanto a Roshell como a mí, con lentejuelas o arregladas, y de repente vernos como hombres, de traje, con el cabello corto, es muy fuerte. Para nosotras lo ha sido. Pero el público los disfruta y han llorado, entienden que la obra no es solo para una persona trans, porque el tema central es el arrepentimiento y pues ¿de qué no te has arrepentido en la vida? Está bien arrepentirse, no es malo, al contrario, de ahí puedes elegir algo diferente que funcione para ti. Para eso es el cine y el teatro, para abrir mentes, abrir caminos.

Obra de teatro Los Arrepentidos
Póster de la obra teatral «Los Arrepentidos».
  • Dana Karvelas | Instagram
  • Foto de cabecera: © Archivo personal de Dana Karvelas

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